Comparación

Por la inflación y la crisis europea, es más barato vivir en Holanda que en Argentina

En pleno centro de Amsterdam se puede almorzar con entrada, plato principal y bebida por 11 euros, lo que equivale a menos de 60 pesos. Lo mismo sucede con el alojamiento y la diversión.

Por Sección Economía

El mayor poder adquisitivo, la inflación, la apreciación en términos reales del peso contra el dólar sumada a la crisis europea, hacen que en pleno centro de Amsterdam, la capital de Holanda, se pueda almorzar con entrada, plato principal y bebida por 11 euros, lo que equivale a menos de 60 pesos.

Lo mismo sucede con el alojamiento y con el mercado de la diversión. Se duerme en un cuatro estrellas por 700 pesos (como siempre, hay opciones más baratas y más caras) y se toma una cerveza en un pub por 10 pesos.

Ninguno de esos valores puede sorprender a los argentinos. Eso sí, el tranvía es más caro que el subte, pero dada la calidad de uno y otro servicio, la comparación resulta irrisoria.

Holanda no está en la situación de profunda crisis de España, Grecia o Portugal, pero es un fiel reflejo de lo que sucede en una economía europea que, salvo la de Alemania, hace tiempo no es lo que era.

La Comisión Europea (CE) afirmó la semana pasada que Holanda será uno de los países de ese continente con peor evolución económica en 2012 y 2013, ya que la débil demanda interna por el desplome del mercado inmobiliario sigue afectando a la economía.

Cabe mencionar que la CE dijo en sus nuevas previsiones, según publicaron medios europeos, que el Producto Interno Bruto (PIB) de Holanda se contraerá 0,9% este año, frente a la previsión de contracción de 1,4% realizada en noviembre, pero en línea con las previsiones de febrero. Además, agregó que la recesión en Holanda se prolongará en el segundo semestre de 2012 y que la economía volverá a territorio positivo en 2013, con un modesto incremento de 0,7%.

Los números económicos actuales también son otro golpe a la moral de los jóvenes holandeses, que hasta 2009 no sabían lo que era la recesión. De hecho, después de 26 años de crecimiento económico ininterrumpido, la economía de Holanda -basada en el petróleo, la química y la industrialización de productos agrícolas, y que está muy abierta y dependiente del comercio exterior y los servicios financieros- fue muy afectada por la crisis económica global, que tuvo su epicentro en 2008 en Estados Unidos y hasta ahora lamentablemente no puede recuperarse.

El PBI holandés cayó 3,9 % en 2009, mientras las exportaciones se desplomaron casi el 25 % debido a la fuerte contracción de la demanda mundial. El sector financiero holandés también sufrió, en parte, gracias a la alta exposición de algunos bancos holandeses en títulos apoyados en las hipotecas estadounidenses.

En respuesta a la confusión en los mercados, el gobierno de Holanda nacionalizó dos bancos e inyectó millones de euros en un tercero para prevenir el riesgo de un colapso sistémico de la banca. El Gobierno también intentó incrementar la economía nacional acelerando programas de infraestructura y ofreciendo beneficios a las empresas.

Pero tal programa de estímulo fue causante de un fuerte deterioro fiscal. Como muestra, en 2009 el déficit del presupuesto de Estado fue cercano al 4,6% del PBI y del 5,6% en 2010. Los números contrastan fuerte con el exceso del 0,7 % del PBI en 2008.

Si bien por la calle un turista es incapaz de darse cuenta de que este país, con casi 18 millones de habitantes, alfabetizado en un 99%, con una de las principales esperanzas de vida del planeta y con el 100% de la población con los servicios básicos cubiertos, tiene problemas económicos, los números se encargan de poner alertas amarillas, y de mostrar que Europa, a pesar de ser de primer mundo, vivió muchos años por encima de sus posibilidades. Ahora, llegó el momento de pagar y los caminos que conducen a eso no parecen ser muchos, pero sí costosos cualquiera sea el elegido: o sale del euro, o Europa vivirá mucho tiempo con un pronunciado ajuste.

Hoy la Argentina vuelve a ser, en varios ítems, más cara que varios países de Europa.

Por eso, trabar las importaciones y la compra de dólares no son un capricho, son el resultado de los efectos de la recesión mundial y de la pérdida de competitividad local.

Fuente: El Cronista

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