El respiro, la tormenta y el efecto derrame

Mendoza deberá poner bajo la lupa el efecto derrame negativo de un gobierno nacional para el que el segundo semestre se transformó en un segundo año.

Por Marcelo López Álvarez

El Gobierno de Mendoza celebró en Córdoba la llegada de recursos frescos: El acuerdo con la Nación para terminar con el descuento del 15% de la coparticipación nacional para financiar el sistema jubilatorio, una vez que atraviese el aval legislativo, proveerá una moneda más para la saca en busca de mejorar las finanzas provinciales.

El 3% que irá achicando ese quince, año a año hasta el 2020, dará a Mendoza un poquito más de aire financiero que se sumará a la probabilidad de obtener financiamiento de la Nación equivalente a esos montos. No es la panacea (este año es el 1% del presupuesto de la Provincia), pero más recursos para una Mendoza en la que pasan y pasan los gobiernos y no es capaz de generarlos por sí misma, es una buena noticia.

Durante la semana, en los distintos espacios de Radio Andina y Sitio Andino, Marcelo Torrez y este cronista, nos hemos explayado sobre cómo la buena noticia que podría haber festejado el gobierno provincial se vio empañada por el bajo nivel de gestión y política, sobre todo de las segundas y terceras líneas del gobierno. Los episodios del Zoo y las mofas tuiteras del subsecretario de Trabajo de la Provincia demuestran que la falencia de dirigentes y profesionales -que por lo menos tengan el menos común de los sentidos- atraviesa a todos los partidos.

El Radicalismo hace por lo menos un lustro que se dejó ganar por la lógica de “cuanto peor, mejor” solo con objetivos electorales. Así suscribió un pacto no escrito con sectores ambientalistas que en solo juegan su partido sin importarle nada, ni la sociedad, ni la Provincia, ni nada, solo su propio interés. En ese pacto no escrito el radicalismo quedó entrampado en temas tan disímiles como la minería, el zoológico o los fuegos artificiales. Podría preguntarse qué tienen que ver estos temas uno con el otro, pues eso mismo: que estos sectores cualquier cosa es utilizada para su provecho.

Llegada la UCR al gobierno pagó, como corresponde en política. No hace falta andar mucho para ver el fracaso absoluto del biri biri ambientalista como gestores de cualquier cosa que se les encomiende. Bien haría el radicalismo de recuperar su historia y poner a ejecutar y gestionar a cuadros técnicos y científicos (que los tiene) para salir de esta encrucijada a la que se dejó arrastrar sin sentido.

El PJ aprovecha para pasar factura, pero es bien cierto que desperdició tiempo valioso en mejorar situaciones también, por demagogia o por inventos como el de poner un artista plástico a conducir un lugar reservado para entendidos. Es cierto, después intentó revertirlo con profesionales serios y conocedores, pero como dicen los jóvenes “ya fue”.

El efecto derrame es una de las esperanzas y un modelo ya probado, pero en el cual el Gobierno Nacional sigue apostando aferrado a los manuales de la economía clásica. La lluvia de inversiones llegará, no hay problema en que las tarifas se disparen, no hay problemas de desempleo, “no hay problema” decía Alf, el extraterrestre que le costaba entender la mecánica de los terrícolas. Como al simpático muñeco, al Gobierno Nacional también parece costarle entender la mecánica de un país que necesita sí o sí de su mercado interno y fuerza industrial para funcionar, sin dejar afuera a millones de argentinos.

El modelo de exclusión, de sociedad partida en dos, pero no por la grieta política, sino por lo social y económico tuvo relativo éxito un largo tiempo en la Argentina. Sin embargo los distintos procesos industriales a mediados del siglo pasado y de recuperación del empleo, de las Pymes y de la producción en el primer lustro de la última década, pusieron un piso distinto para el desarrollo de la política económica y social de la Argentina.

Los reclamos sociales, las comparaciones son otras. Gran parte de la sociedad no soportará fácilmente otro proceso de destrucción del aparato productivo, ni ser expulsados de la sociedad de consumo aunque sea mínimo, ni detener abruptamente sus posibilidades de vacacionar o estar un poquito mejor. Ese es el desafío del Gobierno, el impacto comunicacional de agitar casos de supuesta corrupción sirve -o se debería decir sirvió- pero no es eterno y quedó demostrado que se le ha transformado al propio Presidente en un arma de doble filo. Las encuestas lo demostraron rápidamente y la vuelta de Durán Barba a los despachos principales de la Rosada lo confirman. El ya viralizado como “Spot de la empanada” que debutó este fin de semana en la TV es lo que desde hace meses le viene sugiriendo el ecuatoriano al Gobierno, sin que este lo escuche: “Hablen hacia adelante, basta de hablar de lo que pasó”.

Lo que habrá que ver es si el hacedor del milagro registra claramente que los efectos de la comunicación y marketing político tienen un límite, el que impone la propia política y economía a través de las decisiones y su influencia y consecuencias en los ciudadanos en su vida diaria. Hasta ahora el resultado no es el mejor.

En ese efecto derrame negativo tendrá que poner la lupa no solo el Gobierno de Mendoza sino también el resto de los gobernadores que por ahora firman y acompañan pero también ven, aun sin decirlo, que el segundo semestre se transformó en el próximo año, que las medidas económicas siguen siendo demasiado desiguales y que, para colmo, por fin el macrismo descubrió que el contexto internacional no ayuda.

Te Puede Interesar