Vitivinicultura

Concentración en la vitivinicultura: ¿Condena o salvación?

El negocio del vino se concentra, 20 firmas manejan el 75% de las ventas totales. ¿Problema o supervivencia?

Por Federico Manrique

La vitivinicultura enfrenta un debate trascendente: ¿la concentración es un problema o una estrategia de supervivencia? Es una realidad que el negocio del vino en la Argentina se concentra en cada vez menos manos, pero esto es un mal que amenaza a la actividad o una estrategia de mercado necesaria para hacer frente a un inexorable contexto económico nacional e internacional.

Para empezar, ¿miramos el árbol o vemos lo que pasa en todo el bosque?

Si miramos el árbol, en la vitivinicultura argentina hay un proceso de concentración. Como prueba va este dato: En 2006 se comercializaron en total 13,80 millones de hectolitros de vino. En ese año 20 firmas concentraban el 60% del negocio. Al 2014 la comercialización total de vinos bajó a 12,07 de hectolitros, esto es una caída acumulada del 12,6%. Pero la participación de las 20 empresas más importantes subió al 74,6%, ya que concentraron ventas por un total de 9 millones de hectolitros de vino ese año (Ver gráfico).

Entre 2006 y 2014 la comercialización de vinos cayó pero la participación de los grandes creció. La torta de las 20 empresas vitivinícolas líderes pasó del 60% al 74,6%. Claramente hay un proceso de concentración económica en el mundo del vino.

Pero para no tener una visión parcializada, conviene ver qué pasa en el bosque, ya no sólo en un árbol.

La economía argentina vive un proceso feroz de concentración económica tanto en productos masivos, insumos y alimentos, como en los principales competidores que tiene el vino como son las bebidas sustitutas.

Siguiendo el informe de la Coviar, en el caso del sector cervecero, dos empresas detentan el 93% del mercado, mostrando la “alta concentración” del sector. Asimismo, en el caso de las bebidas gaseosas, dos empresas se apropian del 84% del mercado (ver gráfico). Y lo mismoa pasa con el sector de las aguas y los amargos.

El sector de insumos también exhibe un alto grado concentración. Por ejemplo, en el caso de los agroquímicos, una sola empresa tiene el 88% del mercado; mientras que en fertilizantes y herbicidas, dos empresas se apropian del 79% y 77% del mercado, respectivamente.

Además, es ampliamente conocido que la producción de bienes de consumo masivo está concentrada: en el caso de los lácteos, una empresa (La Serenísima) tiene el 78% del mercado; en el azúcar una empresa tiene el 75% del mercado; las galletas dulces, con dos empresas que abarcan el 72% del consumo; los enlatados muestran a una empresa con el 70% de la torta, las hamburguesas tienen a una empresa con el 60% de las preferencias y en el caso de los comestibles, una empresa capta al 55% de los consumidores (Ver gráfico).

Igualmente, la cadena de comercialización representada por los supermercados muestra una gran concentración: allí se observa claramente que solo 6 empresas tienen casi el 90% del mercado y sólo 2 de ellas poseen el 50% de la torta.

Balance

La concentración económica es parte del fenoméno capitalista de economía globalizada. Con grandes empresas de capitales multinacionales compitiendo a escala planetaria, es limitada la capacidad del Estado en su órbita nacional o regional (Mendoza) para limitar este proceso. De todos modos, actuar sobre la concentración implica definir y aplicar políticas de carácter impositivo efectivas en pos de equilibrar las cargas y garantizar la libre competencia.

Pero atendiendo puntualmente al sector vitivinícola, la concentración real y creciente que sufre el sector en la Argentina es prácticamente un cuento infantil en relación al proceso que viven economías regionales como la lechería (una empresa concentra casi el 80% del negocio) o lo que pasa con la cerveza.

Lo que pasa con el vino en un contexto de feroz concentración económica a nivel país puede empezar a ser visto como una estrategia de supervivencia y en este caso la discusión ya tiene que ser otra. Abrir el debate hacía cómo es el proceso de concentración y de qué forma pueden insertarse los pequeños en él, por ejemplo por medio de la integración en cadenas productivas locales o el cooperativismo, empieza a ser más productivo que quedarse en el simple rechazo al fenómeno en sí. Un pez chico es casi imposible que se coma a uno muy grande.


¿Te preocupa la concentración económica que se vive en la Argentina?

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