Por Marcelo López Álvarez

La economía naranja

Hace un par de años que está de moda (por llamarlo de alguna manera) el libro La economía naranja: Una oportunidad infinita escrito por Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez.

La publicación a la que se puede acceder gratuitamente a través de la página del BID (entre otras) pone en debate y agrega luz a un aspecto escondido y muy interesante de la economía mundial como es lo que produce, y pueden producir, las industrias culturales y creativas.

Los números que plantean los autores en la publicación asombran a quienes no tienen demasiada cercanía por el sector y muestran cómo se pueden generar oportunidades a partir de esquemas que no son demasiado profundizados ni tomados en cuenta como generadores de riqueza

Los autores plantean que en el año 2011 la denominada Economía Naranja (color asociado a la felicidad) alcanzó los $4,3 billones de dólares, algo así como el 120% de la economía de Alemania. Entre el 2002 y el 2011 las exportaciones de bienes y servicios creativos crecieron un 134% según las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), totalizando aproximadamente, $646 mil millones de dólares, números que pueden sorprender a más de un desprevenido, incluso a los que creen saber todo de la economía.

El desafío es interesante y debería prestársele más atención sobre todo en momentos en que producciones tradicionales entran en procesos de crisis.

Esta introducción valga para contar que esta semana tuvimos una nueva presentación de una economía naranja, pero de características mucho más amplias. A mediados de semana el espacio de la Fundación DAR fue el centro de atención para la presentación de Lineamientos para el desarrollo económico y productivo de la Argentina, un libro de tapas naranjas que se transforma en un elemento extraño en esta campaña donde es difícil encontrar análisis serios y propuestas concretas.

El libro elaborado por los equipos de la Fundación que es el sustento técnico económico de la candidatura de Daniel Scioli, resulta interesante ya que a lo largo de 330 páginas plantea un sesudo análisis del contexto económico nacional e internacional de los últimos años con una virtud, alejarse de los prejuicios y de los lugares comunes en dónde cae el elenco estable de los economistas mediáticos.

Pero más interesante resulta la perlita de que, en medio de esta campaña, se puede leer un análisis y una propuesta para las 14 cadenas de valor principales de la economía argentina, por lo que cobran importancia las tan discutidas economías regionales.

En la lectura hemos prestado principal atención, por razones obvias, en la cadena que figura con el número 2 la de Alimentos y bebidas, donde las distintas producciones de nuestra provincia se encuentran involucradas.

A nivel general el capítulo destaca que la demanda mundial de alimentos crecerá un 70 por ciento en los próximos 35 años por lo que, pensando en políticas de largo plazo, Argentina debe estar preparada y traza una interesante radiografía del contexto mundial del sector.

Así destaca que a nivel global el sector alimenticio es un mercado concentrado en grandes compañías multinacionales productoras de los mismos, pero a la vez también patrón de intercambio comercial que con las nuevas características del comercio mundial permiten hacer frente a demandas segmentadas mediante ofertas especializadas.

Del 2003 al 2011 el comercio mundial de alimentos creció un 154 por ciento en valor y Argentina ocupa el décimo lugar con el 3,2% de las exportaciones mundiales.

La cadena alimenticia representa hoy el 25 % del valor de la producción industrial y es la más importante del país.

El informe destaca dos datos ya conocidos como el aumento del consumo de gaseosas y cervezas sobre los vinos en el mercado interno, pero también el fuerte crecimiento de nuestro producto madre en el periodo en términos valor.

Entre la propuestas para la cadena los equipos técnicos de Daniel Scioli destacan profundizar estrategias de comercio exterior e inserción internacional, políticas de reintegros de derechos de exportación premiando el agregado de valor, ampliar herramientas de financiamiento de las exportaciones, protección de industria y mercado interno y profundizar la inversión en logística y vial, ferroviaria y portuaria.

También destacan la generación de políticas de incremento de empleo y capacitación y profundizar la regionalización de la producción con agregado de valor en origen y destaca continuar el fortalecimiento del mercado interno y la importancia del desarrollo científico y tecnológico para el agregado de valor a través de propuestas como el Plan Argentina Innovadora 2020.

La lectura del trabajo presentado por la Fundación Dar que comanda José Pepe Scioli, resulta más que interesante y un ejercicio saludable sobre todo en una proceso electoral donde no hace falta recordar que desde la oposición se piensa más en las operaciones mediáticas y los títulos de los diarios que en explicar a los ciudadanos hacía que país se quiere ir.

En Twitter: @marcelopez2202

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