Por Marcelo Torrez

La unidad radical que conspira contra la suerte del oficialismo

El radicalismo, tonificado, marcha en éxtasis tras un histórico pacto de unidad. Las divisiones del pasado no sólo le jugaron en contra, sino que además se transformaron en cartas fuertes para el peronismo. El oficialismo se debate en cómo buscar la fórmula que contrarreste las chances de la oposición. Preocupa la situación en Guaymallén y Luján, dos comunas de alto impacto simbólico y clave en la política.

Una humorada recorre por estas horas los despachos de los principales intendentes del oficialismo: “¿Cómo hacemos ahora para desdoblarnos de la provincia?”. El chascarrillo va de despacho en despacho y llega a las mesas de café en tono jocoso, pero en el fondo describe la preocupación que ha comenzado a embargar a los líderes del peronismo frente a la sólida y casi inédita unidad alcanzada por el radicalismo quien logró concentrar toda su fuerza en la fórmula Cornejo-Montero, sin fisuras ni las fugas que en el pasado le costaron la derrota.

La mayoría de los caciques del oficialismo está convencida de que los intendentes se impondrán en sus territorios, pero que esa fuerza territorial en algunos casos inexpugnable, como San Rafael, Maipú y Las Heras, no le garantizaría, al menos hoy, mantener la provincia en sus manos tras las elecciones de abril y junio próximo.

Una de las apuestas fuertes del peronismo estaba centrada en lo que se creía podría ser un seguro enfrentamiento entre Cobos y Cornejo peleando ambos por la candidatura a gobernador por el principal partido de la oposición. Pero la rápida renuncia del ex vicepresidente a competir por el principal sillón institucional de Mendoza y la inmediata bendición de la fórmula con Cornejo al frente acompañado por su senadora nacional de confianza, Laura Montero, alineó los planetas para el intendente de Godoy Cruz. Tan es así, que la semana termina perfecta para el candidato a gobernador, con Enrique Vaquié sometido a los designios del binomio propuesto para la gobernación, luego de que el actual diputado nacional declinara sus intenciones de competir en las PASO y se pusiera disposición del partido y de ambos protagonistas de la fórmula con sus equipos técnicos.

En el seno del oficialismo se viven momentos de cierta tensión. Algunos evalúan que el desdoblamiento de las elecciones nacionales puede terminar de jugarles en contra porque no podrán aprovechar el arrastre de Daniel Scioli como el as de espadas para la presidencial. Con lo que la única apuesta que les queda hoy es refugiarse en el territorio dominado por los intendentes y hacer una fuerte campaña para que el votante no corte la boleta. Porque entienden que, como ocurre con una elección nacional en donde el candidato a presidente es la prioridad de quien vota, en la provincia es el candidato a gobernador el que arrastra el humor el día de la elección. También es cierto que hubo excepciones a esa norma de comportamiento casi regular del votante y está representada de forma viva en la experiencia de Cornejo quien logró retener el municipio en sus manos, ganando holgadamente en el 2011, cuando la provincia era ganada de manera categórica por el peronismo, con Pérez y el influjo poderoso de Cristina Kirchner en la nación. Pero de igual manera las dudas se multiplican en los análisis que hace el peronismo.

Por eso el gobernador ha sido el primero de todos los dirigentes en salir a bombardear la unidad radical, intentando limar lo que hacia adentro del peronismo se admite como una fortaleza del propio radicalismo. Ayer, Pérez aventuró en una rueda de prensa en Guaymallén que la unidad alcanzada por Cornejo y compañía puede jugarle en contra al principal partido opositor en las PASO previstas para el 19 de abril y las generales de junio. Porque según el gobernador las PASO constituyen una herramienta útil para los votantes a los que se los estimula para que sean ellos quienes ordenen las candidaturas de los partidos y no ser sometidos a acuerdos de cúpulas. Y en ese sentido, el gobernador aprovechó para sacar alguna utilidad del principal déficit y debilidad que hoy tiene el oficialismo: la carencia de un líder claro y de candidatos de peso a la gobernación en los que se pueda recostar y descansar.

Hay que decir que el radicalismo, hoy, corre con la ventaja de un candidato consumado e indiscutido. Luego se verá cuánto de eso es tenido en cuenta por los ciudadanos al momento de votar. Pero hoy arranca la carrera electoral con esa luz importante a su favor. La debilidad de Cornejo está en el territorio, porque no cuenta, como sí ocurre en el peronismo, con fuertes, buenos y conocidos candidatos a intendentes. Por eso es que su estrategia es solidificar la unidad a lo que dé lugar y buscar alianzas opositoras con todos los espacios posible para asegurar el triunfo y horadar las chances oficialistas en aquellas comunas en las que se ve con posibilidades de triunfo.

La preocupación de los principales dirigentes peronistas está puesta hoy en algunos departamentos considerados clave. Si bien el oficialismo cree que ganará de manera categórica en San Rafael, en Maipú, en San Martín y Las Heras, entiende que eso sólo no le asegura un triunfo general para seguir manteniendo en sus manos la provincia.

La mirada está puesta en Guaymallén. Las encuestas del propio gobierno le dicen que allí se puede perder. Una derrota en Guaymallén dejaría sentenciado el pleito electoral para el elenco que hoy gobierna Mendoza. Guillermo Elizalde, el ministro de Ambiente de Pérez, ha comenzado a trabajar fuerte en el territorio conducido hoy por el concejal a cargo de la intendencia, Luis Lobos, quien buscará legitimarse en las urnas. El ministro tiene información de que el intendente no está bien en las encuestas con lo que ha tomado la decisión de enfrentarlo en las PASO.

Sólo la reaparición del diputado nacional Alejandro Abraham podría suspender la batalla oficialista que todo el mundo preanuncia en el más poblado y populoso departamento de la provincia. Abraham analiza el escenario minuciosamente, para decidir qué hacer. Si logra que todo el peronismo se encolumne detrás de su candidatura podría volver por la intendencia. Pero busca y pide seguridades. Elizalde ha dejado trascender que como un hombre de la política ante una eventual candidatura del diputado nacional se sentaría a acordar con él, pero sólo con él. Lobos ni por asomo piensa en bajar su aspiración. Con lo que la situación se torna en compleja.

El triunfo del peronismo en Las Heras, que nadie discute con Carlos Ciurca como candidato, no le alcanzaría para contener la provincia si pierde en Guaymallén. Porque además se entiende que el radicalismo ganará cómodo, muy cómodo en Capital y lo propio sucederá en Godoy Cruz y, por si fuera poco, tiene alguna esperanza concreta de hacer una más que buena elección en Luján, un departamento en donde no le está yendo nada bien al peronista y actual conductor Carlos López Puelles.

El peronismo deberá remontar, en estos comienzos de campaña pero en donde los hechos se suceden con vértigo y cuando las PASO están a la vuelta de la esquina, la ventaja que le lleva el candidato radical. Porque recién a fines de febrero el oficialismo tendrá un panorama más o menos claro en el menú de candidatos que ofrecerá. Cornejo y Montero, a esa altura, estarán consolidados con varias apariciones en el interior de la provincia.

Claro que los radicales, en especial Cornejo, navegando hoy sobre la cresta de la ola, tienen que definir claramente el frente que pretenden conformar con otras fuerzas. Porque la decisión del PRO sanrafaelino de abrirse y jugar en soledad porque el radical pretende sumar al Frente Renovador de Massa, podría extenderse a otras comunas y también a la batalla por la provincia.

Por ahora, Cornejo y las fuerzas de Macri negocian en un clima de tranquilidad y cierta armonía. Pero si el macrismo llega a jugar sólo con la candidatura de Omar de Marchi a la gobernación y por otro lado los demócratas son alentados desde la Rosada a participar por su cuenta para debilitar al radicalismo, podría configurar un escenario que debilite el caudal de votos opositores y favorecer a un oficialismo que hoy se muestra golpeado. Pero con el peronismo y las divisiones opositoras, nunca se sabe el final de la historia hasta el final mismo.


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