Letras

Argentinos: La necesidad de recurrir al espejo

El escritor y periodista, Rodolfo Braceli, presentó en Mendoza su último libro “Células de identidad”. Este viernes será distinguido por la Legislatura provincial.

Por Eugenia Cano

Esperemos que por la salud cultural de todos los mendocinos que le profesan una profunda admiración y respeto, atrás haya quedado el sentimiento de “ego abollado” - que por razones lógicas - despertó en Rodolfo Braceli la no invitación a participar de la última edición de la Feria del Libro local.

Luego de aquel episodio desafortunado, este jueves el destacado escritor y periodista finalmente presentó en su Mendoza natal, el libro “Células de identidad”. Su último trabajo literario que explora la condición de ser argentinos y que se suma a una extensa producción que incluye títulos de poesía, cuentos, ensayos, obras de teatro y entrevistas.

El evento se llevó a cabo en el Teatro Quintanilla ante una significativa presencia de público, entre los que se encontraba el recién nombrado “Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Mendoza”, Jorge Sosa y el músico Daniel Talquenca.

Una noche de inmensa calidez en la que Braceli aprovechó la ocasión para iniciar la charla resaltando la gestión que realizó en conjunto el Municipio de Capital y la Provincia (de posiciones partidarias contrarias) para que él estuviera presente. “Me pone muy dichoso esta convivencia democrática, en tiempos arduos. Felizmente arduos”, dijo en este sentido.

Este viernes el escritor será distinguido por la Cámara de Diputados de la Provincia por su reciente libro y por su invaluable aporte a la cultura. El acto se llevará a cabo a las 11 de la mañana en el Salón de los Pasos Perdidos.


El berretín de ser “los más” y la necesidad de ser nosotros

En “Células de identidad” (Editorial Octubre), Braceli se lanza a la ardua tarea de tratar de revelar el ADN argentino. Con reflexiones sobre aquellos rasgos que nos distinguen y la elección de personalidades que ha entrevistado en su larga trayectoria y que le sirven de ejemplo para darle forma al contradictorio retrato argentino.

“Elegí para armar este mapa casi una veintena de personajes notables de los últimos 50, 60 años. Sólo uno es un ignoto, un desconocido. Tuve que elegir entre 200, 300 personajes que podían estar en este libro, pero bueno me decidí por estos. No por mejores, sino porque me encontré en cada uno de ellos un rasgo distinto, diferente, una célula para ese organismo que es el supuesto ser nacional”, dijo a modo de explicación.

Braceli comenzó la presentación del libro con una serie de preguntas. Un recorrido por aquellas antinomias y frases hechas que cargamos históricamente y que de algún modo espejan lo que somos. Expresiones como: “Dios es argentino”, “Que la Argentina estuvo entre los 7 países más ricos del mundo” (El escritor se preguntó cuál habrá sido la cifra de argentinos que realmente gozaron de esta condición en el tiempo que se evoca). Otra frase es “Estamos tocando fondo”, como si ese ultimátum trajera por arte de magia la solución; también el recurso del triunfalismo y del fatalismo fomentado en gran parte por lo que él llama los “pulpos medios de desinformación” y el complejo de superioridad que puede estar escondiendo un gran complejo de inferioridad y del que se deriva el “famoso ego” por el que somos mundialmente conocidos.

Luego de nombrar estas referencias como “formas de comodidad y resignación” que tenemos como sociedad, Braceli cuestionó en voz alta si no será que en realidad buscamos ejemplos donde no debemos. “Buscamos los ejemplos en las vidrieras, en el bronce y resulta que por ahí los ejemplos los tenemos en la misma manzana, en la calle, en la propia familia. Lo tenemos mas acá de nuestras narices, pero no, a esos ejemplos por lo general no le damos bolilla”, señaló.

La conferencia continuó con una rápida escala por algunos de los personajes que aparecen en el libro. Cada uno de ellos con el rasgo distintivo de la obsesión. “Todos tienen en común la perseverancia en la obsesión. Es como decir… la pasión. La pasión es imprescindible. Sin pasión estaríamos fritos”, comentó sobre los elegidos.

El primero de evocar fue su compadre lujanino, Leonardo Favio, que lo eligió para resaltar la célula de la ternura, que como bien expresó, “supo llevar hasta las últimas consecuencias” en todas sus canciones y todas sus películas. También fueron parte de la travesía genética Olmedo y “el sueño recurrente de su muerte”, la Coca Sarli, Amalia Fortabat, Juan Gelman, Fangio, el fútbol con un capítulo aparte y, la historia de ese hachero desconocido y sin educación formal (Valentín Céspedes) que conoció Braceli y que le entregó con su vida el ejemplo de la verdadera sabiduría.

Fue así que después de dejarse atrapar por el relato de los reportajes, llegó el final de la presentación con la última y temida pregunta: ¿En qué consiste ser argentino? Fiel a su estilo, Braceli hizo aparecer su respuesta con una pizca de humor y mucho de reflexión: “En realidad consiste en muchas cosas. Yo diría que no es nada del otro mundo, que ser argentino es algo que le puede pasar a cualquiera. Les diría que es algo muy entretenido. Diría que lo que más nos cuesta y nos falta es trabajar con la memoria, la paciencia y la humildad. Ya la palabra nos produce arcadas. La palabra sembrar, también nos produce cierta molestia y ahí creo que estaría nuestra clave. Creo que va siendo hora de que salgamos de ese berretín de ser “los más” y empecemos a ser nosotros. Debemos recurrir de vez en cuando al espejo y el espejo nos va a mostrar cómo somos. Ni al destino ni al espejo los podemos coimear”.

Los plausos no se hicieron esperar y el escritor terminó con el pedido esperanzador de que cada uno de los presentes se tomara el pulso. “Me parece que tenemos pulso”, dijo y agregó: “es señal de que estamos vivos y eso es realmente una flor de noticia”.

Fotos: Cristian Lozano

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