Familia

El trasfondo del abandono de los adolescentes del hogar, según una especialista

La mayoría son chicas de entre 12 y 17 años. Las denuncias se producen con mayor frecuencia en primavera.

Por Sección Sociedad

Cuando un adolescente se va de la casa, en una decisión que aparece voluntaria, existe en general una situación compleja, conflictiva y dolorosa a nivel intrafamiliar que empuja a ese o esa joven a buscar una vía de escape y alejarse del hogar como una solución límite a un sentir adverso y extremo, sostuvo hoy una especialista.

En este marco, la mayoría de las denuncias sobre adolescentes que se van de la casa están referidas a chicas de alrededor de 15 años, en una franja que abarca de los 12 a los 17, que engloba a los distintos sectores sociales y que se producen con mayor frecuencia en primavera, según los registros nacionales.


Son chicos y chicas que se van por situaciones que viven en su hogar, desde maltrato o abandono físico y emocional, arbitrariedad patriarcal, falta de escucha y de contención por parte de los padres, hasta abuso sexual por parte de algún familiar.

Lejos de etiquetar este abandono como "rebeldía" adolescente, como muchas veces lo definen los medios de comunicación o los padres, la experta en esta problemática, Cristina Fernández, coordinadora del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, aseguró que si bien "existe la rebeldía adolescente, tomarla como el único factor incidente es desestimar las causas más profundas de un fenómeno que es más frecuente de lo que se cree".

Fernández destacó, durante una entrevista con Télam, que "nosotros no hablamos ni de 'fuga', porque tiene una connotación penal que estas situaciones no deberían tener, ya que los adolescentes no son delincuentes, ni de 'desaparición' por la connotación histórica dolorosa que tiene este término para nuestra población".

"Hablamos -continuó- de 'abandono voluntario de domicilio', una categoría en la que juega la voluntad del sujeto: se va porque quiere".

No obstante, la especialista sostuvo, dentro de la misma complejidad y dialéctica de esta problemática, que "los chicos no se van porque quieren, se van porque sufren y en ese sufrimiento los padres y las madres, alguna responsabilidad tienen".

Precisó que los factores que llevan a que un adolescente se vaya de su casa son variados y enumeró casos de "y con alta incidencia, maltrato infantil intrafamiliar, que se verifica bajo la forma de maltrato físico, maltrato emocional, abandono físico, abandono emocional; adolescentes testigos de violencia de género".

Se dan otros casos como los de "familias a las que les cuesta aceptar que el niño o niña que criaban ya no es tal, es otro u otra, y eso causa mucho conflicto", señaló.

Asimismo, planteó que "hay situaciones de arbitrariedad patriarcal sobre las adolescentes mujeres: deben hacer los quehaceres domésticos, no pueden salir hasta más tarde que los varones".

Entre otros motivos de conflicto, mencionó los casos en que "los padres y madres rechazan la elección de pareja que hacen sobre todo sus hijas, o su elección sexual", en tanto "también hay dificultad por parte de muchos padres y madres en la escucha del adolescente, conflictuado de por sí, y en la puesta de límites".

Otra de las causas, de las más extremas y dolorosas, son los casos de abuso sexual, pero aquellos en que "los y las adolescentes pueden verbalizar, son muy pocos".

"Es muy difícil -añadió- que un o una adolescente cuente que ha sido víctima de abuso sexual".
Cuando un adolescente decide irse "la mayor parte de las veces es un síntoma de buena salud mental, sobre todo cuando hay maltrato; nadie se queda donde le pegan; y a los padres les cuesta mucho aceptarlo. El castigo, no la puesta de límites que siempre es necesaria, se naturaliza", precisó Fernández.

"Pero también es -añadió- un síntoma de que hay algo en esa familia que no está funcionando bien; esa familia dejó de ser contenedora, o nunca lo fue, y pasó a ser expulsora del conflictivo, del diferente, del que no se ajusta a las reglas".

Precisó que en principio la familia "niega tener alguna responsabilidad, ponen afuera, y el discurso recurrente es: 'mi hija ha sido víctima de una red de trata', 'la combi blanca que levanta chicos en la esquina de tal y tal calle'. Les cuesta mucho asumir responsabilidades".

En este marco, Fernández destacó que "no hay reglas para tratar esta cuestión" pero advirtió que, más allá de que las relaciones con hijos e hijas adolescentes no son fáciles, "la contención y la confianza son posibles sobre la base del amor, permanente y generoso, con límites, no con abandono".

Expresó que es una problemática que atraviesa por igual a los distintos sectores sociales, aunque como el Registro es un organismo nacional de servicios "acceden mayoritariamente los sectores populares".

Sobre el porcentaje de jóvenes que son encontrados o vuelven a su casa, dijo que se hacen cortes estadísticos con datos que se analizan en un momento, aunque la recolección de datos sigue más allá del corte.

"Entre el 1 de enero y el 18 de septiembre de este año hubo 3.580 denuncias de averiguación de paradero, de las cuales el 71 por ciento se resolvió y permanecían vigentes en ese momento, el 29 por ciento restante", señaló tras añadir que "de esa cifra, 2.912 correspondían a adolescentes que habían abandonado voluntariamente su domicilio; 706 eran chicas de 15 años. De la totalidad, el 66 por ciento correspondía a mujeres y el 34 por ciento, a varones".

Aclaró que "hoy los datos son otros", pero "estos porcentajes suelen repetirse con muy poca variación desde el 2009, cuando nosotros comenzamos a hacer análisis sociodemográficos de la población infantil y adolescente con averiguación de paradero. 

Fuente: Télam


Te Puede Interesar