EN MALARGUE

Comenzaron los Festejos Patronales

Son en honor a la Virgen del Rosario. El próximo 7 de octubre es la fiesta de la Bienaventurada Virgen María del Santísimo Rosario.

Este domingo la comunidad católica local realizó una multitudinaria procesión en honor a la Virgen del Rosario y en el marco de la Novena a esta advocación mariana.

Todos los días se predica la Novena a partir de las 20. La Iglesia ha elegido como tema de oración a La Familia, concordante con el Sínodo convocado por el Papa Francisco para que los obispos de todo el mundo debatan “en total libertad” sobre el nuevo modelo de familia, un gesto nuevo y global para que la iglesia “camine con la historia”

El festejo de la Virgen del Rosario comenzó este domingo a las 10 de la mañana con la preseción que recorrió la ciudad desde Avenida San Martín y Fortín Malargüe y culminó en la Parroquia local. En el trayecto se vieron marcadas muestras de fe y devoción a la Patrona de Malargüe.

Las crónicas de la Iglesia Católica dicen que Santo Domingo de Guzmán afirmó que la Virgen María se le apareció en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y que le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.

En el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que invadían Europa (atribuida a la Virgen), denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario

Gran parte de los papas del siglo XX fueron muy devotos de esta advocación, y Juan Pablo II manifestó en 1978 que el rosario era su oración preferida.

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