Tragedia

El drama de la familia de un hombre que quedó discapacitado tras ser baleado

Mauricio Caggiati se vio envuelto en una pelea entre dos sujetos y uno le disparó. Él quedó con graves secuelas; el autor está libre porque para la Justicia no está probada la intención de matar.

Por Pablo Segura

Hasta el 21 de noviembre del 2012, la vida le sonreía a Mauricio Alejandro Caggiati y su esposa, Jésica Correnti. La pareja, con tres hijos, tenía planes por delante y uno de estos era terminar de construir su casa.

Por esto, ese día Caggiati llegó a la ripiera Palumbo, ubicada en Anchoris, Tupungato,  donde se vio envuelto en una pelea entre los dos supuestos dueños. Uno de estos, Lucio Palumbo, fue quien sacó un arma y le disparó a su “socio”, Simón Delhez.

Pero no todo terminó ahí. Caggiati quiso calmar los ánimos y terminó recibiendo dos balazos, uno de ellos, en el cuello, que le provocó gravísimas heridas y concluyó dejándole un 86% de discapacidad en su cuerpo.

A partir de ese día, todo cambió. El joven padre tuvo que dejar su trabajo –era dueño de una pequeña empresa familiar que organizaba cabalgatas- y tuvo que ser asistido para todos los movimientos –comer, bañarse y demás-.

Por el contrario, el autor del disparo, que estuvo prófugo una semana, sólo estuvo detenido por un tiempo y luego fue liberado, al ser beneficiado por un cambio de calificación, algo que había solicitado su abogado defensor, Carlos Reig.

Es decir, lo que comenzó siendo un doble homicidio en grado de tentativa, terminó en “lesiones graves”, provocando que hoy, Palumbo esté libre.

Y hay más. La pareja de la víctima denunció ante este diario que desde hace algunos meses recibió intimidaciones y que ocurrieron hechos curiosos cerca de su casa, por lo que hoy, teme por su vida, y la de sus tres hijos menores.

Mauricio Caggiati y su esposa, Jesica Correnti.

Según contó el juez Oscar Balmes, quien tiene a cargo la investigación, en su momento no se pudo probar la intención de matar, y por eso el expediente tuvo un cambio de calificación. Sin embargo, el magistrado le dijo a SITIO ANDINO que la causa está “en instrucción” y que nada está definido. “Estamos esperando pruebas, aunque sí el hombre está libre mientras tanto”, sostuvo Balmes.

Drama familiar

Desde el día del hecho, la vida de Jésica Correnti cambió rotundamente. La mujer, que iba a ser docente, tuvo que dejar su trabajo para ayudar a su pareja e hijos. La víctima tampoco pudo seguir con sus tareas diarias, por lo que actualmente la familia vive con la pensión que le da el Estado al hombre, por su discapacidad. Esa ayuda es de apenas 1.800 pesos.

“Psicológicamente estoy sola. Estoy desbordada. Tengo miedo. Además de todo lo que nos pasó, últimamente están pasando cosas raras, y tengo temor de que nos pase algo a mi y a mis hijos, y que nadie se entere”, contó Correnti.

En ese mismo sentido, la mujer insistió en que la Justicia “cambie la calificación del hecho”, y destacó que en el caso está “muy clara la intención de matar”. “Le dispararon dos veces, como no va a querer matarlo”, se pregunta Correnti.

Sus sospechas tienen fundamento. Entre otros episodios “misteriosos”, es que semanas atrás, sujetos le prendieron fuego el frente de su casa, como así también una máquina le arrancó literalmente el cierre perimetral. Según la mujer, esa máquina era de la empresa Palumbo.

Así las cosas, a un año y medio, la familia de Caggiati no recibió la noticia judicial que esperaba. Como si esto fuera poco, tienen por delante una larga tarea de ayuda al joven herido. Y aún más, suman el temor de ser víctimas de otro ataque por las denuncias que están realizando.

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